El ejercicio físico o algún tipo de movimiento es parte esencial de la creación de la salud. El cuerpo está hecho para moverse, estirarse y correr, es maravillosamente agradable tener un cuerpo fuerte y flexible, con un corazón resistente. El ejercicio forma parte del compromiso contigo mismo.
Ancestralmente, nuestro cuerpo se forjó en la adversidad, cada día era una nueva batalla por la supervivencia, el placer de la comida era una recompensa al esfuerzo requerido para conseguirla y el entorno moderno ha roto este vínculo ancestral. La búsqueda constante de la comodidad y el placer influye directamente en las principales causas de mortalidad. Por primera vez en nuestra historia, muchas más muertes se deben al sedentarismo que al agotamiento físico. Nuestra biología no está adaptada a vivir en un estado constante de abundancia y comodidad, requiere ciertos desafíos para prosperar.
Hasta hace poco, la actividad física era necesaria para la vida, el hambre por ejemplo era uno de los instintos básicos que nos animaba a movernos. El movimiento es esencial, pero la tecnología lo ha convertido en opcional.
Nuestros genes esperan movimiento y su ausencia produce enfermedad. Sabemos que el movimiento es una poderosa medicina ya que reduce de manera significativa el riesgo de todos los males crónicos modernos.
Los beneficios del movimiento se aprecian en el cuerpo y también en el cerebro, si dejas de moverte, tu cerebro se atrofia. Nuestra anatomía se adapta a los estímulos que le ofrecemos, por lo que está en nuestra mano utilizar la mejor terapia preventiva: el movimiento.
“El movimiento es vida, sin movimiento la vida es inconcebible.”
Moshé Feldenkrais