Si estás leyendo esto es muy probable que te haya entrado la curiosidad por esta práctica o ya esté integrada en tu rutina. Sea de la manera que sea, es posible que las palabras que aquí compartimos te resuenen.
Puede que tu primer contacto con el yoga fuese a través de escribir la palabra en el buscador para entender qué es eso de lo que algún amigo habla sin parar; qué esperar de esa clase en el horario del gimnasio o de ese deporte que ahora todo el mundo parece practicar en tus redes sociales. También puede que, guiado por alguna recomendación, o por mera curiosidad ya te hayas animado a practicar algunas sesiones de yoga.
En occidente, la mayor parte de nosotros nos acercamos al yoga como una disciplina deportiva. Buscando un beneficio físico que en muchos casos tiene como objetivo tonificar los músculos o liberar todas esas tensiones que se acumulan en nuestro cuerpo a lo largo del día y de las vidas frenéticas que llevamos. Sin embargo, no suele pasar mucho tiempo antes de que nos demos cuenta de que el efecto que empezamos a sentir va un poco más allá…, y es entonces cuando surge la pregunta…
¿Qué es el yoga? ¿Por qué me siento tan bien después de una clase?
Etimológicamente, yoga significa unión. Unión del cuerpo, la respiración y la mente. Unión del uno con el todos, y así podríamos seguir…
El yoga surgió hace miles de años en la cultura védica y aunque a veces tendemos a asociarlo con una religión, nada más lejos de la verdad. Sin embargo, es solo este origen común y localización compartida lo que hace que el yoga sea una práctica habitual entre creyentes del budismo y del hinduismo; principales religiones de Nepal e India.
Son muchas las definiciones tradicionales que se pueden encontrar de yoga:
“Yoga sucede cuando dejo de identificarme con las fluctuaciones de la mente”. Yoga Sutras I.2 Yogah citta vritti nirodhah.
“Yoga como una práctica que nos lleva de un estado de sufrimiento-opresión (dukham) a un estado de soltura-espacio-comodidad (sukham).” Bhaghavad Gita
Pero no hacen falta más que un par para darnos cuenta de que cuando hablamos de yoga no estamos hablando sólo de una disciplina física.
El yoga es una filosofía en la cual las posturas físicas, conocidas como asanas, son solo una de las muchas herramientas disponibles para guiar a nuestra mente hacia un estado de bienestar, de calma. Quizás esto ya empieza a darte alguna pista de por qué sales tan relajado después de una clase…
Cuando practicamos esas posturas tan difíciles que al principio parecían imposibles, intentamos seguir las indicaciones del profesor y al mismo tiempo recordar cuándo se inhala y se exhala; y así, simplemente con esto, durante varios minutos consigues atraer a tu mente hacia el momento presente, a las sensaciones, a la experiencia. Es verdad que hay multitud de beneficios físicos tras la práctica de asanas, por supuesto, os iremos hablando de ello, pero encontrar el bienestar mental y físico es muy difícil si nuestro cuerpo está lleno de tensiones o molestias o si nuestra mente está a otras cosas.
Yoga más allá de la esterilla
Puede que tras unas semanas o meses practicando empieces a notar ciertos cambios a tu alrededor. A lo mejor discutes menos o aquellas situaciones que normalmente te estresan y sacan de quicio parecen menos importantes. A lo mejor no es tan evidente al principio, pero seguro, que sí que sientes que al salir de la práctica tu mente está más calmada que cuando entraste, como si las nubes se hubiesen despejado.
Cada práctica de yoga es un regalo para ti, para tu cuerpo, para tu mente, y para tu vida en general. Cuanto más practiques más lo notarás, y cada día esas sensaciones empezarán a estar más presente.
Y esto, solo a través de la práctica de asanas… ¿te apetece descubrir qué otras técnicas nos ofrece el yoga?